A Sparkling Project that will go BOOM

I wanted to reach out to all and express the excitement following my analysis revolving around what I would consider a firecracker of a project that in essence is going to blow the market apart! This…

Smartphone

独家优惠奖金 100% 高达 1 BTC + 180 免费旋转




Cuando me veo en el espejo

Mientras me quito la ropa me miro fijamente en el espejo y noto tantos defectos que prefiero cubrirme pronto para evitar tener que afrontar todo esto que me molesta, día con día.

Entonces mientras me observo me pregunto ¿cuánto tiempo tengo de sentirme así?

¿Cuánto tiempo tengo de no sentirme completamente cómoda en mi propia piel, de no sentirme completamente mía, de no agradecerle a mi cuerpo todo lo que hace por mí?

Y me doy cuenta de que la respuesta son 28 años, los 28 años que tengo aquí.

Lo peor de todo esto, es que no tengo idea de cómo hacer que este sentimiento desaparezca.

¡Eso sí! Llevo años buscándolo, pero cada vez que creo acercarme a la respuesta, esta se aleja un poco más.

Terapia, lecturas, estudio, avocarme al feminismo, participar de proyectos, son tantas cosas que he intentado y nada me quita esta sensación de desasosiego que experimento cada vez que me desnudo, o cada vez que me pongo un traje de baño.

Es incluso como si el espejo me odiara, como si lo que yo proyecto en el fuera demasiado desagradable. La imagen que este me devuelve nunca es suficiente y por eso suelo perderme en una espiral muy negativa, donde termino cuestionando no solo mi físico, sino lo que soy y lo que he logrado.

Es difícil, muy difícil, ¿por qué salirme de esa espiral es tan complicado?

Lamentablemente la conexión que existe entre como me percibo a mí misma y cuánto me quiero, es muy fuerte y me induce con facilidad al autosabotaje, que tanto daño me hace.

Digo todo esto porque esta sensación nunca abandona el cuerpo, camina conmigo a donde sea que vaya.

No se va cuando estoy sola en el baño desnuda, tampoco cuando estoy empezando a salir con alguien, menos cuando me tengo que quitar la ropa frente les demás.

Este sentimiento se arrastra conmigo y me hace cuestionar constantemente lo que podría conseguir si fuera más delgada.

“Todavía Javier me querría”, “Podría comprarme el crop top que siempre he querido”, “mis fotos en la playa serían como las de Patricia”, “estaría en paz conmigo misma”.

Esos y otros mucho más oscuros, son los pensamientos siempre presentes que me hacen caminar llena de inseguridades, que afectan no solo como me percibo, sino como me proyecto ante les demás.

¡Todo esto es muy grave!

Tanto, que todas estas inseguridades forman parte de una herencia milenaria, que nos persigue especialmente y con mayor intensidad a las mujeres.

Desde muy pequeñas escuchamos a nuestras mamás o abuelas quejándose de lo “gordas” que están, como si fuera feo, malo o motivo de vergüenza.

Y si me devuelvo en el tiempo, recuerdo con dolor que la primera vez que me sentí incómoda conmigo misma, fue cuando me estaban creciendo las tetas.

Mirar hacia abajo y encontrar un par de bultos que me robaban esa delgadez, me llenaba de incomodidad. Y entonces las blusas ajustadas las jalaba con fuerza hasta estirarlas lo suficiente para que mis pechos se volvieran imperceptibles.

Y nunca lo dejé de hacer, si pudieran echar un vistazo rápido en mí closet se darían cuenta de que mis blusas son 2 tallas más grandes y están todas jaladas.

Porque mientras crecemos, la sociedad nos bombardea a través de todas sus instituciones, hasta que interiorizamos que la belleza está detrás del 90–60–90, aunque para nosotres latines, esto sea imposible.

Si no logramos esas medidas perfectas, nos sentimos forzades a mínimo conservar ese “cuerpo de niñas”, que no tiene imperfecciones y que se aleja todos los días un poquito más.

Con los años pasa la vida y cambiamos de peso con frecuencia.

En la universidad era delgada, porque caminaba todos los días hasta mi facultad. Cuando empecé a trabajar me engordé, porque pasaba sentada en una silla todo el día. Me enamoré y me engordé más, cuando me desenamoré perdí 10 kilos en mes y medio.

Entonces aparecieron las estrías y la celulitis, un par de batallas más que todavía no estoy lista para librar.

No poder usar shorts sin sentir vergüenza, probarme pantalones ajustados y quitármelos rápidamente, porque la celulitis de mis nalgas se nota y no lo puedo soportar.

Y eso que no me he embarazado, porque se que mi cuerpo se va a transformar de mil maneras, algunas incluso irreversibles y solo pensarlo me pone los pelos de punta.

Aspiramos alcanzar modelos de belleza completamente irreales, que nada tienen que ver con la diversidad, sino con unificar y convertirnos en algo más parecido a lo anglosajón.

Algo completamente inalcanzable para nosotres.

Entonces, si en mi imaginario los uniformes son feos, porque limitan la capacidad de expresión y la diversidad de las personas ¿por qué no entiendo que los diferentes cuerpos son hermosos por los mismos motivos?

La sociedad es la respuesta.

La misma que valida a través del “pretty privilege” todo esto que siento, la que me demuestra que las personas mas delgadas y esterotípicamente “más bonitas” consiguen mejores trabajos, mejor pagados, relaciones con mayor facilidad y personas que les traten de mejor manera en el diario vivir.

Por esto nunca me alcanza lo delgada que pueda ser. Porque en la televisión, las revistas y las redes sociales lo único que encuentro son cuerpos irreales, son cuerpos perfectos según los estándares de belleza que me heredaron.

Y aunque en la teoría comprendo que todo esto está mal, aplicarlo en la vida real es muy complicado.

Esta distorsión me hace entrar en crisis conmigo misma y mi feminismo, porque me siento obligada a no estar incómoda.

A ver, es que estar en paz con el cuerpo es Feminismo 101.

Entonces aquí es donde siempre intento recordar qué estoy atravesando un camino, que es largo y difícil, que tengo muchísimos factores en contra, que me tengo que tener paciencia y que nunca tengo que dejar de cuestionar porque no me gusta como me veo.

Vivir en mi cuerpo es verdaderamente fascinante, lo es en la medida en que a pesar de todo, ESTOY y con bastante buena salud además, con muchísimos privilegios y capacidades que otras personas no tienen.

Lo que soy es suficiente, es bonito, es amado y esto es algo que nunca podemos parar de repetirnos. Con mayor intensidad, cada vez que pensemos que nuestros cuerpos no son suficientes o qué deberían ser mejores.

Yo represento mi propio canon de belleza, soy bella porque soy diferente, porque soy única.

Y mientras lo escribo aquí me lo repito muchas veces en voz alta.

Ahora, por favor díganme que por triste que esto sea, nos pasa a todes.

¿No solo yo me siento así, verdad?

Díganme que sí, porque si no lo es, me voy a sentir mucho peor.

Add a comment

Related posts:

What is the OCEAN token?

Registration for The Ocean is now online! Head on over to our website at theocean.trade to sign up—and you’ll be ready to trade right from the get-go when we launch in a few weeks. As always, we’ll…

Some Superheroes Have Tusks

World Elephant Day is, of course, a global celebration of the planet’s largest land mammal. But while humans on the planet are battling two existential emergencies — the pandemic and the climate…

140 Top CEOs Share 5 Most Crucial Skills For Leaders

Leadership is changing…you as a leader MUST change, and perhaps more important, we should all DEMAND that our leaders change. It’s necessary for the very survival of our organizations. In doing…